Soy una ecuatoriana con el orgullo profundo de serlo.
Creo en Dios, soy de derecha, mis antepasados y sucesores lo somos; mi marido lo fue. Sus antepasados lo fueron al igual que su descendencia. Pero somos civilizados y respetamos a quien piensa diferente: de izquierda, extrema derecha, etc. etc. Sufrimos en carne propia la persecución. ¡Mi marido tuvo dos destierros injustamente solo por pensar diferente! Uno de ellos arrancó a su padre de los brazos de sus dos tiernas hijas: Isabel y Gabriela. Defiendo la libertad de mi país y la defenderé hasta el último día.
Todas nuestras vidas hemos vivido en Ecuador por generaciones y lo seguiremos haciendo. Somos ecuatorianos “hasta que llegue lo inevitable” como diría mi marido Paco Acosta Yépez. Este es nuestro hogar.
Dicho lo anterior, quiero manifestar mi respeto por usted Sr. Presidente Moreno, por su valentía, por su hombría de bien. Dios le proteja por nuestros herederos y por todo el Ecuador.