Hace poco presenté un libro “Utopías y distopías, diálogo a dos voces” (CCE. marzo 2018), este libro se empeña en presentar lo mejor de nosotros como sujetos políticos: utopías; pero también muestra ese rostro árido, ahora más que nunca, que demostró el correato a lo largo de diez años, la obsesión de hacer política por sobre los destinos del pueblo y los destinos de este son la equidad, la justicia social y la libertad, pateamos en este libro la figuran del ex gobernante, como para que no se le ocurra querer regresar jamás.
El discurso del presidente Lenín Moreno, con motivo de haber cumplido su año de labores me hizo pensar en otro utopía “El presidente amado”; pues gobierna desde una silla de ruedas, hecho valeroso sin lugar a dudas y en este año, dentro de lo que ha podido, de manera tajante, ha marcado una diferencia remarcable con el anterior mandatario, no toda la sinergia es posible; pero ha fraternizado la gobernabilidad, ha solicitado con energía latiguear a la corrupción, ha abierto camino al dialogo y en realidad su estilo no acartonado, marca diferencias.
Qué difícil será ser Presidente, después de un correato, y Lenín Moreno busca ese milagro, ese sueño, por eso se atrevió a poner en la cartera de economía, un ministro, que desde las primeras horas abrió el aplauso de los sectores relacionados con el desarrollo y la productividad. Jaime Roldós, fue y es un presidente amado por el pueblo, su compromiso lo ofrendó un 24 de mayo, así lo quiso la Providencia.
Lenín Moreno, con diferente estilo y preparación tiene una gran fortaleza, su buena voluntad, su estilo llano cala hondo en la conciencia ciudadana. Los ministros tienen que recuperar esa voluntad y amar a la patria con inmensa alegría, ya lo dijo Olmedo: Amor de patria comprende cuanto el hombre debe amar…”, somos un pueblo bueno” quiero recuperar ese desafío, porque sin lugar a dudas es un reto a ser recuperado, por un hombre que busca ser recordado con bondad.