La prepotencia es una actitud propia de quien por dentro se siente inferior. Es producto de algún complejo muy guardado.
No hay prepotente que pueda ser calificado como sabio, culto, erudito o bien formado. Siempre estará ubicado entre los ignorantes y los acomplejados.
La prepotencia, por lo general, aflora en circunstancias en las cuales la persona que la demuestra siente que la calidad de superior que él cree que tiene, está siendo cuestionada, o que se ve disminuida. Es una especie de defensa interna ante la sensación de que lo van a tratar de igual o semejante al resto.
Al ser producto de un complejo, está ligada a una enfermedad. Muchas veces esta enfermedad se origina en traumas adquiridos en la niñez: estrecheces económicas de la familia, dificultades de aprendizaje en las escuelas y colegios, abusos sexuales, segregación en grupos sociales, etc.
Cuando la prepotencia aflora, el enfermo deja prevalecer su yo íntimo, el mismo que busca disfrutar de las delicias de lo que él cree es su superioridad, no es capaz de controlarlo y siente un extraño placer al hacer sentir menos a otras personas. Esto es peor cuando tiene la posibilidad de infringir humillación a personas que tienen una calidad de trabajadores de menor categoría o rango de la que ostenta el prepotente.