¿Será conveniente fijar los precios de los productos por el Estado?
Para los que todavía no entendemos, el papel del mercado en una economía capitalista, es importante compartir sin palabras técnicas en qué consiste su significado.
Aunque su concepto más elemental, corresponde a un lugar o espacio físico, hoy en día, también es un espacio virtual, en donde acuden compradores y vendedores, acuerdan precios, condiciones de pago y de entrega; y, llevan a sus hogares, productos o servicios y obviamente dinero a cambio de estos últimos.
Pues, lejos de satanizar al mercado en el sistema capitalista, simplemente estos acuerdos a los que llegan compradores y vendedores son voluntarios, nadie obliga con la fuerza a comprar o a vender, pues son las necesidades, gustos y preferencias, incluso las expectativas, las que nos empujan a acudir a un mercado y satisfacer las necesidades humanas.
Buscar fijar los precios o generar precios mínimos y máximos, realmente es un problema, para países como el nuestro; porque en época de escasez de productos, nadie puede obligar a venderlos por debajo de su precio de mercado (o precio promedio) y en época de abundancia de éstos, tampoco es lógico obligar a venderlos por encima de su precio de mercado, ya que sencillamente pocos los comprarían.
Es por eso que vemos en las calles camiones llenos de frutas de temporada a precios muy bajos; y en épocas de escasez, es difícil encontrar esas mismas frutas y sus precios son realmente altos.
Por esta razón, vemos en los noticieros, los reclamos de productores solicitando al gobierno fije los precios mínimos o de sustentación, de ciertos productos, ya que sus precios pueden estar incluso por debajo de sus costos, lo cual se explica en la sobreproducción o exceso de los mismos (o existe ingreso irregular de productos de otros países); es decir, sembraron más de lo que en el territorio nacional necesitamos.
Imaginemos pues, si mañana todos los productores que no están de acuerdo con sus precios, exigen al gobierno que paguen precios más razonables o más altos de lo que realmente valen en el mercado; ¿Quiénes comprarían esta producción?
Existen mejores alternativas a los precios fijados por el Estado, como ejemplo, políticas denominadas de absorción de cosechas, mediante el almacenamiento para procesos posteriores de exportación o industrialización, control efectivo de fronteras y especulación; innovación en uso de los mismos para otras industrias o simplemente, que se promueva el uso de información clave y real de mercado, para que los productores antes de sembrar sepan, en qué época hay mejores precios y en cuáles no. De esta manera logren modificar (si es posible), sus fechas de siembra y cosecha o simplemente, diversifiquen más su producción en función de las oportunidades y riesgos; con cadenas más cortas de comercialización, que sería lo más conveniente para un sector que nos alimenta a todos y necesitan una Política Agrícola diferente e innovadora, para su tan anhelado desarrollo.
Bladimir Tobar Cazarez
Rechazo a los sediciosos
A comienzos de la nefasta irrupción del correísmo, ciertos medios y analistas de opinión, advertían del peligro que corría nuestro país, de convertirse en un ‘narcoestado’, por cuanto había ya evidencias de acuerdos con las FARC, a cambio de apoyo económico para su campaña política. Desde aquel entonces, empieza la escalada de violencia y delincuencia que azota a la comunidad ecuatoriana.
Existen asimismo evidencias de la presencia de los carteles del narcotráfico, que han contaminado todos los estratos de la sociedad, con el agravante de que ciertos jueces y abogados corruptos, manipulan la justicia a favor de estos delincuentes. ¿En dónde están la ética y el respeto a nuestra sociedad? ¿Por qué no reaccionan los respectivos colegios de profesionales, depurando de sus registros a esos malos profesionales?
Y qué decir de los asambleístas opositores al Gobierno, que han olvidado el cometido para el que fueron electos, y desgastan el valioso tiempo -que pagamos los ecuatorianos- en fraguar despropósitos para destituir al presidente Lasso, en vez de revisar, aportar y aprobar los proyectos de ley que propone el Ejecutivo para beneficio de todos, y/o elaborar otros de su propia iniciativa.
Esta maldita herencia, enquistada especialmente en el sistema penitenciario y cárceles del país, comete delitos y crímenes horrendos que asombran al mundo. Y, paradójicamente, son los mismos facinerosos -autores y cómplices- que “vendieron” el país, quienes ahora exigen o presionan al gobierno para que solucione este tremebundo problema. Utilizan además a “dirigentes” -con deudas pendientes con la justicia y ajenos a las verdaderas causas de la Patria- como “punta de lanza”, quienes lucran de las protestas sin fundamento ni respaldo social o económico valedero, cuyo único propósito es desestabilizar al gobierno para lograr la impunidad, “bailando” bajo la batuta del prófugo del “ático”.
Al presidente Lasso, lo elegimos para que gobierne con todos los poderes que le confiere la Constitución, y, por tanto, no hay lugar para sediciosos que pretenden -a la brava- cogobernar, imponiendo tesis que desdicen de lo racional.
Leonardo Cueva Piedra
Los de la Nube Rosa
En la mayoría de los estamentos sociales se trata de hacer conciencia que vivimos una época de crisis. Nadie puede desconocer que el confinamiento, por cerca de dos años, por la afectación de la pandemia, es una más de las causas de la situación del deterioro del país.
A esto se suma lo heredado por diez años de abusos, corrupción, robo y maquinación en todos los poderes para satisfacer un egocentrismo enfermizo del entonces líder; añadamos cuatro años más de aparente transición que constituyeron, nada más ni nada menos, réplica del anterior y quien se dedicó “dar gusto a todos” con la misma maquinaria burocrática de su predecesor; al final 14 años de lo mismo.
Tenemos ahora un nuevo Presidente que es contrario a los dos anteriores; con buena voluntad de hacer cambios; pero, tiene escollos heredados que salvar: corrupción, inseguridad, salud, micro y macrotráfico, presiones e intransigencia de grupos indígenas sumados a los recalcitrantes izquierdistas; y, entre muchos otros problemas, como si esto fuera poco: los de “La Nube Rosa”, más de un centenar de miembros de una Asamblea, en su gran mayoría, dedicados a cuestionar, entorpecer, dificultar cualquier idea de cambio.
Estos son nuestros legisladores quienes, teóricamente, son los representantes de la voluntad del pueblo; pero, desgraciadamente, cuando se sientan en sus curules se olvidan de expresar la voluntad de los ecuatorianos y actúan, sin ninguna sólida ideología, solo, cada cual por la “Decisión del Bloque” al que cada uno pertenece.
Espero que la buena iniciativa de cambio a la Ley de Partidos no sea entorpecida por la Asamblea o la Corte Constitucional; pero, hasta cuando, nosotros los electores dejamos que esto se un comportamiento habitual de “los de la nube rosa”; ya es hora que cuestionemos, en cada provincia, a nuestros elegidos, por separado, que, sin ampararse en justificaciones de decisiones su “Bloque”, nos expliquen como nuestra voluntad de cambio ellos la plasman en realidad; caso contrario, si estamos insatisfechos con su proceder, debe existir censura ciudadana para que dejen de ser nuestros representantes.
Marcelo Gallo Gallegos