Sobre el retiro del subsidio a los combustibles, hemos escuchado los justificativos más inverosímiles por parte de funcionarios del gobierno, para atenuar la protesta social que generará la medida y que será liderada, obviamente, por los correistas, quienes trabajan con perseverancia para demostrar la incapacidad administrativa del Régimen.
Los entendidos dicen que el retiro del subsidio de la gasolina super hará que los usuarios se cambien a la extra, cuyo subsidio es más alto, con lo que no se habrá conseguido mayor cosa. Al gas no lo topan porque el recuerdo del efecto Bucaram genera pánico y en pocas horas saldrían de Carondelet.
A todos nos consta que el cilindro de gas “doméstico” es utilizado en casi todos los salones y restaurantes de menor o mayor tamaño, tanto que el año anterior se incendió un local en el que, para despistar, tenían tres o cuatro cilindros industriales y centenares de cilindros de gas doméstico subsidiado.
Lo propio ocurre en patios de comida, ferias, hoteles, hosterías y negocios de variada índole. Qué decir de los miles de cilindros que fugan por las fronteras, a vista y paciencia de las autoridades, enriqueciendo a unos cuantos pillos que viven de un negocio muy lucrativo a costa del Estado.
En la década perdida, a un pobre hombre que contrabandeó pocos galones de gasolina lo sentenciaron a varios años de cárcel, mientras miles de “vivos”, circulan orondos en las narices de autoridades, a quienes les parece “normal” .