Como representante científico de mi profesión veterinaria ecuatoriana, considero adecuado, en este azaroso momento que vivimos, enclaustrados en nuestros hogares, escribir sobre este tema, no reclamando, sino aclarando, la posición de nuestro gremio, que hemos sido marginados en nuestro país, igual como en otros, a pesar de ser la ciencia médica encargada de realizar el seguimiento a los cambios mutantes de cualquier patógeno, incluido ahora los virus, que fue a mi juicio, la causa del flagelo que vivimos.
No existe en el mundo vigilancia epidemiológica veterinaria permanente, que debió realizarse para percatarse a tiempo de esos cambios, sencillamente porque no hay la decisión política de invertir. Ahora nos toca asimilar y cambiar la estrategia sanitaria, incluyendo a la medicina veterinaria como un eslabón más de la salud pública del país.
No deseo alarmar, pero en este momento dos perros en Hong Kong y Madrid, estaban con el problema; el primero murió, quizá como dicen mis colegas, por viejo(17 años) y complicaciones secundarias, pero el segundo está vivo, pasando el problema, cuyo dueño es positivo a covid-19, ¿qué pasa si ahora nuestros fraternos también corren el riesgo de enfermarse?… no creen que a tiempo debemos aclarar este obscuro aspecto, que debido a la seriedad con que ustedes manejan este y otros temas, debemos estar súper seguros de esto.