A lo largo de la historia la lucha por el poder entre grupos de distintas tendencias ha hecho que los más beneficiados con obras públicas fueran aquellos que lograron obtener el triunfo electoral, el resultado ha sido que los más afines obtengan beneficios a costa del esfuerzo de todos y el resto quedara al margen porque sus ideas o experiencias no eran las del partido ganador, ocasionando división en la comunidad y el retraso de todo el país. El pensamiento democrático ha ido puliendo las diferencias entre los ciudadanos y de esa manera ha logrado más beneficios para todos sus habitantes. Un carruaje no puede moverse solo sin la fuerza de los caballos que lo halen y tampoco sin quienes dirijan por donde deba seguir su marcha hasta llegar a su destino.
Como individuos, con ideas y prácticas propias, nuestro pensamiento es diferente al de los demás, pero a través de nuestro poder de observación y capacidad de raciocinio podemos aprender y acumular las experiencias ajenas, todo dentro de principios de respeto mutuo, necesarios para el desarrollo integral de la comunidad. El mejor candidato es aquel que desea plasmar en una sola dirección los intereses de la gran mayoría de ciudadanos, con el propósito de que todos realicemos nuestros anhelos que hacen el buen vivir, en un entorno rodeado de paz, colaboración, justicia igualitaria, oportunidades de salud, educación y trabajo en un marco sin discriminación, con valores morales que impongan justicia y establezcan límites a aquellos que con intereses personales traten de lucrar con los bienes del estado, bienes de todos, cuando la única ventaja debe ser la que se obtiene a través de los esfuerzos y conocimientos propios. La base del desarrollo y la paz es una justicia independiente e imparcial.