A inicios del siglo XXI la política se ha convertido en show mediático de los medios de comunicación, siendo considera una de las principales fuentes de información y entretenimiento de los ciudadanos, transformándonos en consumidores y observadores del espectáculo y ocasionando humor y risas en el público.
La comunicación estratégica incide tácticamente en el discurso político, debiendo ser categórico y argumentativo, despertando la sensibilidad de las personas, asumiendo una posición ideológica y filosófica, utilizando un lenguaje claro y convincente, sin caer en falsas promesas y engaños.
Con el aparecimiento de las nuevas tecnologías de la información y comunicación los políticos acuden a este poder mediático, para dar a conocer su imagen y su plan de trabajo, tratando de convencer a los electores con el propósito de liderar en las encuestas y subir su popularidad.
Por falta de principios y valores, sin un liderazgo auténtico y una decadencia en lo moral y ético, la ciudadanía dejó de creer en los mal llamados políticos, que lo único que han logrado es enriquecer sus intereses personales, olvidándose de una patria y una sociedad que en algún momento depósito su confianza en ellos para salir del caos.