Antes, las politécnicas ofrecían soluciones específicas de utilidad, pero de un tiempo acá, solo se ha conocido de contratos entregados a la Politécnica del Litoral para retirar lechuguines de un embalse.
Esos lechuguines son fuente de clorofila, sus hojas pueden ser forraje o fuente de hierro y otras sustancias extraíbles; sus raíces, pueden transformarse en biogás y procesadas pueden convertirse en abono.
La fibra de botellas plásticas también pueden ser útiles en la composición de asfaltos bituminosos, ofreciendo consistencia extra y mejorando su duración, con esa materia prima aparentemente contaminante, pueden desarrollarse productos similares a geomallas, para estabilizar taludes.
En un programa de ‘La Televisión’, se vieron peces de gran tamaño (200 libras) creciendo en un estanque de agua dulce, mantenido por sus dueños, sin ninguna tecnología. Un estudio de acuacultura podría hacer de esa crianza una solución alimentaria.
Descontaminar los pantanos de búnker podría producir a la vez terro-cemento-brea, para canchas deportivas u otras aplicaciones.
El concentrado de cobre que va a llevarse una empresa china para industrializarlo, podría ser mejor caracterizado por especialistas, detectar qué otros minerales contiene y financiar sus estudios con los remanentes de otros metales.
Reemplazar al trigo para el pan, con plátano verde que abunda. Recuperar el limo en suspensión en los ríos, para fertilizar suelos erosionados.
¡Están dormidos!