La ONU, a través de su Secretario General, ha realizado un balance de los objetivos del milenio, cuyo plazo termina en el 2015.
Está preocupada por los escasos avances en algunos aspectos, que los países miembros se comprometieron a cumplir, y pide mayores esfuerzos para salir de la pobreza, el hambre, la malnutrición y la mortalidad infantil.
Básicamente, los objetivos son: erradicar la pobreza, la igualdad de género, educación de calidad, garantizar vidas saludables, seguridad alimentaria y buena nutrición, acceso universal al abastecimiento de agua y otros concernientes al buen vivir. Los logros han sido desiguales entre los países.
La pobreza ha mejorado, en algunos casos, bajando del 42% al 24%. La desnutrición y el hambre siguen latentes y a pesar de los esfuerzos realizados, uno de cada cuatro niños de hasta 5 años tuvo retrasos en el crecimiento por carencias alimentarias, en el 2012. Dolorosamente, 162 millones de niños aún sufren malnutrición crónica y también causa preocupación la mortalidad infantil y materna debido a enfermedades que se pueden prevenir. El acceso de los niños a la educación primaria está pendiente; en el 2012 habían en el mundo 58 millones que no asistían a la escuela, el 50% por conflictos políticos. También se destaca la sostenibilidad del medioambiente por las emisiones de CO2, que siguen creciendo desde 1990. ¿Se podrá cumplir estas metas? Tienen la palabra los países miembros de la ONU.