El comentario del Sr. Patricio Sosa Moncayo es desafortunado e inquisitorio.
La vida no se enmarca en la concepción sino en circunstancias, motivaciones y convencimientos a su alrededor. Tener hijos en óptimas condiciones ya es difícil porque la vida es cada vez más compleja, peor si lo acompaña un trauma o shock sumado a una imposición.
En cuanto a la defensa de la vida, que no se la hace invocando la Constitución ni los derechos, ni las mentes lúcidas, las manos limpias ni los corazones ardientes, el mejor escenario que grafica todo lo contrario es el tráfico vial, donde coincidencial y habitualmente se intimida y menosprecia a las mujeres que manejan, con burlas masculinas se las envía a la cocina como el insulto más “decente”, mientras quienes producen las noticias de volcamientos con muertos, atropellos a peatones, estrellamientos por exceso de velocidad o embriaguez y fugas para eludir responsabilidades, son los hombres y no hay ni ley ni gobernador que pare la mortandad, son los hombres que dan muestra de irrespeto a la vida propia y ajena.
Defender la vida debe ser un acto cotidiano de vivir y dejar vivir, de cuidarnos unos a otros porque todos somos valiosos, pero es obvio que no pasa ni pasará. Un hombre por ser hombre no puede dilucidar el sentir de una mujer, no son violados ni los embarazan.
La señora Grace Jaramillo es valiente, inteligentemente se expresa a nombre de tantas mujeres que no pueden hacerlo por las limitaciones machistas impuestas, abusadas en todo sentido, reducidas como seres de segunda categoría y sin derecho a opinar. Le aliento señora Jaramillo a no callar aunque muchos señores Sosa así lo quieran.
Decidir sobre nosotras mismas no es una opción, es un derecho y los derechos no se piden, se toman.