Bajo el título mencionado, EL COMERCIO, en su edición del 26 de octubre, publica un artículo de Martín Pallares en el que se recuerda, las bonanzas y las crisis que el país ha vivido según el precio del petróleo ha subido a unos USD 100 el barril o ha bajado a apenas unos USD 10.
En el fondo, se critica la falta de previsión financiera, olvidando que “no todos los años son de vacas gordas” y que las emergencias son fáciles de volver a presentarse tanto en las familias como en una nación, pero siendo esto verdad, creo que no lo es la afirmación que hace uno de los entrevistados cuando sostiene que del problema señalado tienen la culpa “la élites ecuatorianas que no supieron articular una escuela de pensamiento que se enfoque en los equilibrios y que asuma los verdaderos costos del bienestar”.
Y no estoy de acuerdo con tal criterio, primero porque varios profesionales han sostenido permanentemente la necesidad de disminuir los egresos previendo justamente “años de vacas flacas”; segundo porque la administración de un Estado no es asunto técnico si no asunto político, porque son las Autoridades Nacionales y no las Cámaras las que en última instancia deciden a quién favorecer y a quién no, mediante las medidas que se tomen.