“Los cristianos tibios hacen mal a la Iglesia, porque falta el coraje de la plegaria hacia el cielo”, son palabras del papa Francisco, (EL COMERCIO, domingo 5/05/2013).
El mismo medio, (domingo 24/03/2013), anotó otro vibrante llamamiento suyo: “A los responsables de los ámbitos: económico, político y social, les invito a no permitir que los signos de destrucción y de muerte guíen el mundo”.
Estas arengas iniciales ya permiten conocer y sentir la entereza de este Pescador Admirable escogido por Cristo como sucesor de Pedro. ¡Francisco, Pontífice Máximo!, hombre de corazón abierto y espíritu humilde, lleno en plenitud del coraje cristiano, que vislumbra los rumbos ciertos por donde llevar la barca en el borrascoso océano de los tiempos.-
La Iglesia, a través de los siglos ha sido conducida, no sólo por santos, sino también por pecadores; no obstante, las fuerzas del mal no han prevalecido, ni prevalecerán sobre ella, cumpliéndose la promesa de su divino fundador, Jesucristo.- Y, Francisco, “pastor sincero, simple y sencillo, como Jesús o Francisco de Asís”, ha sido llamado en momento oportuno, a sacudir a un mundo que olvida su trascendencia eterna, envilecido por la fascinación materialista, enceguecido acaso por la mentira y la codicia.