El perverso juego del socialismo
El establecer en la Constitución un amplio número de derechos para el acceso gratuito a todo: salud, educación, seguridad social, etc., sin realizar un estudio del costo que pagamos todos para sostener en el tiempo estos servicios, es simplemente un juego y un engaño perverso del socialismo, pues que se entienda bien, el Estado no genera riqueza, únicamente administra la riqueza que generamos todos (pobres y ricos); he ahí el pequeño detalle; y, en los últimos tiempos, lamentablemente, el Estado ha demostrado ser un pésimo administrador, quebrando una infinidad de instituciones, con una deuda eterna; autor y cómplice de la debacle económica, jamás ocurrido en todos los tiempos. Pero administrar es en realidad es el papel central de la economía pragmática: administrar los “escasos recursos” para satisfacer una infinidad de “necesidades humanas”; y, como en el hogar, no es necesario de modelos matemáticos complejos; es tan simple como sumar y restar: no puedo gastar más de lo que tengo; no puedo endeudarme más allá de mi capacidad de pago; y si puedo invertir, primero ahorro y luego analizo si es factible o no la inversión; en el mejor de los casos con una parte de deuda y otra con fondos de ahorro. Es hora entonces, de abrir los ojos a esta realidad y mirar que de la política demagógica solo viven bien unos pocos; a costa del pueblo; pasemos entonces a una sana administración pública, que practique la transparencia, la eficiencia y la sensatez. ¿No sería mejor cambiar las reglas de este juego perverso y pasar a una técnica económica que salde cuentas, busque alternativas innovadoras de ingresos, ajustando la obesidad, eliminando definitivamente el despilfarro y la corrupción; y que promueva realmente el emprendimiento, el empleo y la generación de riqueza?