Personas y actitudes

El que disminuyan las elevadas cifras de accidentes de tránsito en el Ecuador, no depende únicamente de la drasticidad de la Ley Orgánica de Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial y de su Reglamento General, ni de la acuciosidad de los agentes, tampoco del estado de las vías.

En días pasados viajé con la familia a la hermosa provincia de Tungurahua, la carretera en excelente estado, el paisaje maravilloso. Me esmeré por respetar los límites de velocidad, mas la gran mayoría de conductores no lo hacía, era tan sencillo comprobar ya que yo conducía al máximo permitido, por tanto, los que me rebasaban eran infractores.

El control por radar no estuvo presente, porque de estarlo habrían faltado celdas para los desatinados que creen que la norma legal es solo para los "bobos y lento". Comprendí una vez más que todo es cuestión de personas y actitudes, que no es necesario que un agente esté frente a nosotros, que suficiente es un letrero que nos recuerde ; mientras no hagamos conciencia de que conducir un vehículo motorizado requiere de una actitud de absoluta responsabilidad, y que por negligencia o impericia de las personas el vehículo se convierte en un arma letal, que la vida del ser humano es invalorable, caso contrario seguiremos presenciando escenas de dolor en las que las vías se tiñen de sangre y sumen en el dolor a muchas familias.

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