Nuestro querido líder de la revolución ciudadana siempre afirmó que nuestro Ecuador sigue siendo una isla de paz y uno de los países más atractivos para los turistas extranjeros, entre otras cosas por la seguridad.
Para quien viaja en autos blindados y rodeado de seguridades este es, sin duda, un país de paz, aunque apenas pone un pie fuera de su auto para saludar, nunca falta quien lo increpe y hasta le haga señales obscenas con el dedo, aunque les cueste terminar con sus huesos en la cárcel y ser tratados como verdaderos delincuentes.
El Presidente de esta manera corrobora lo que algún día dijo uno de sus ministros, aquella célebre frase de que: “La inseguridad es solo una percepción “.
Lo único cierto es que las estadísticas de asaltos y muertes por sicariato suben como la espuma, a un ritmo más acelerado que la popularidad de nuestro querido líder.
Lo más preocupante es la desidia con la que el Gobierno ha enfrentado este problema, ya que en condiciones normales este mandato debió terminar hace un año, y en materia de seguridad esta revolución aún no empieza su tarea, ¿será porque tienen presupuestado mantenerse en el poder tantos años como aquellos dictadores del norte de África?, o ¿como su vecino y coideario venezolano?
Aún me sigo preguntando por qué no se incluyó en la última consulta popular esta pregunta: ¿Está usted de acuerdo con el libre ingreso y libre permanencia de extranjeros en el país?