Y así, sin pena ni gloria terminó el proceso electoral en Ecuador. Sin pena para la gran mayoría de la oposición que tuvo un desempeño mediocre en casi todos los casos. Y sin gloria para los ganadores que lejos de festejar, deben corregir aún varias cosas. Los próximos cuatro años (esperamos que sean solo cuatro) tienen dos posibles escenarios. El primero es radicalizar el modelo. En palabras crudas: más de lo mismo pero con mayor fuerza. Si bien la mayoría apoya el modelo actual (así lo confirman los resultados del domingo), siempre existirán algunos escépticos y críticos al mismo, porque siempre se puede mejorar y porque a lo largo de todo el Gobierno han existido varios casos y actos que no hablan bien de su gestión. El segundo escenario tiene relación con la oportunidad que este nuevo mandato ofrece. Se pueden corregir muchas cosas y continuar con las buenas, ya que se cuenta con los recursos y al parecer todavía con el tiempo para hacerlo.
¿2017 sin pena ni gloria?