Para nadie es desconocido que cualquier tipo de trabajo que realicemos nos honra y enorgullece. Lamentablemente, hay gente que no se desempeña con educación, desdibujando su labor. Me refiero a las personas que han invadido las calles, especialmente donde hay semáforos, con el ánimo de “limpiar los parabrisas” de los autos. Muchos de estos jovencitos desadaptados obligan, prácticamente, a los conductores a aceptar sus servicios pues, sin pedir autorización y en forma súbita, le embadurnan los vidrios con agua jabonosa, haciendo caso omiso de la negativa del conductor y, cuando esto ocurre se portan agresivos, le insultan, golpean el auto y se marchan dejando los vidrios enjabonados. Al requerir la presencia de una autoridad nos comunican que no existe ninguna ordenanza municipal que los sustente legalmente y les faculte imponer algún tipo de sanción a estos maleducados contraventores. De modo que los conductores nos encontramos completamente indefensos, desprotegidos y nerviosos frente a esta avalancha de gente que se nos viene encima en cada semáforo o parada.