Los medios de comunicación nos han informando respecto a los abusos sexuales cometidos por sacerdotes inescrupulosos que amparados en un manto de supuesta “honestidad y pureza” han terminado con la intimidad de niños y jóvenes, que impulsados por las ofensas recibidas, se han visto obligados a denunciarlos.
En el caso mencionado, estaría un cura cuencano, cuyo desafuero, sin haber sido posible taparlo, ha sido ventilado en Roma, de donde se recomendarían algunas “sanciones morales”, que habiendo sido recogidas por las autoridades de la Iglesia ecuatoriana, se traducirían exclusivamente, en la prohibición de que celebre oficios religiosos “públicos”, por lo cual ni siquiera perdería su condición sacerdotal y, como “castigo”, se retirarían sus fotografías, imágenes y estatuas levantadas en su honor, a más de perder su calidad de Rector
Honorífico de la Universidad Católica de Cuenca.
¿Que opinión tendrán los organismos judiciales de esta manera tan sui-géneris de expiar las culpas de las violaciones cometidas?