La repentina y prematura muerte de Christian Benítez ha conmocionado, sin duda, al mundo entero; pues, pese a su relativa juventud, se constituyó en un digno embajador e ícono del deporte del balompié.Su fama como goleador se extendió por los cuatro puntos cardinales del planeta, por lo que fue invitado a formar parte de los más importantes equipos futbolísticos del mundo.
La patria pierde a uno de sus más preclaros hijos: excelente deportista, esposo y padre ejemplar, incondicional amigo; en resumen… ¡un excelente ser humano! Así es como lo recuerdan aquellos que tuvieron la oportunidad de tratarlo y convivir con él, y es así como todos quisiéramos que nos recuerden, después de nuestro corto y efímero transitar por la vida.
¡Paz en la tumba de este ilustre ciudadano! Estamos seguros de que Dios estará gozoso de tener, a su diestra, a un personaje de las características de nuestro magnífico “Chucho”, que ahora estará formando parte de la “selección de ángeles” en el cielo.