PATRICIO QUEVEDO

No quiero exaltar en él su calidad de maestro, historiador, político, hombre público. Quiero recordar al ser humano maravilloso, al hombre lleno de virtudes con quien tuve el honor de trabajar en el Liceo Internacional y en la Corporación Viñay.
Mis compañeros de entonces, y yo, solíamos solo por el placer de escucharle, preguntar  su criterio acerca de cuestiones políticas o del diario trabajo, sus repuestas eran mesuradas, generosas y llenas de humor, de citas académicas y de referencias a otros tiempos y espacios, porque la vida es una eterna rueda en donde todo se repite con otros actores.
Patricio empleó  sus buenos oficios en la construcción del Colegio Fernando Ortiz Crespo, centro educativo que beneficia a los jóvenes del sector.
Profundamente católico, magnánimo, generoso en sus conceptos y palabras, Patricio vivirá siempre en el recuerdo de quienes aprendimos de sus sabias lecciones.  

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