Es una expresión que se escucha en forma recurrente, todos los días a cada momento, pero me pregunto ¿por qué no formo parte de esos todos? Dos razones me excluyen de ese grupo feliz: el 18 de marzo del 2008 junto a 33 profesores del Liceo Naval César Endara Peñaherrera, regentado por la Armada del Ecuador, fui despedida de forma intempestiva por el solo hecho de reclamar el cambio frecuente de razón social que afecta la estabilidad laboral; hasta hoy no he recibido la indemnización legal que me corresponde por mis 22 años de servicio.
La otra situación fue la muerte de un sobrino ocurrida el 2 de mayo del 2009 en San Rafael, ocasionada por un borracho que rebasaba el límite de velocidad racional, el irresponsable fue reconocido, citado por la justicia, pero hasta hoy está libre, burlándose del dolor que causó a toda una familia.
Duele ver como quienes no tenemos poder no conseguimos fallos a favor, otros lo hacen inmediatamente.
¿Hasta cuándo todos no vivenciamos que la Patria ya es de todos?