Yo creo que si Rafael Correa era el Presidente del Ecuador en el aciago año de 1941, nuestro país se hubiera hecho respetar en sus derechos territoriales y no habríamos firmado ese vergonzoso documento llamado Tratado de Río de Janeiro, que permitió el cercenamiento de gran parte de nuestra heredad amazónica y la pérdida del gran río Amazonas, descubierto por quiteños. En mi óptica personal, solamente quienes carecen de esas agallas y del sentido de Patria libre y soberana encuentran peros a la gestión del Presidente Correa.