El valle de Los Chillos dispone desde julio del 2011 de un magnífico parque natural de 48 hectáreas, que en su mayor extensión está constituido por bosque vivo. Dispone además de áreas deportivas, ciclovías, caminerías y zonas de recreación. Se han colocado amplios parqueaderos, aunque sin terminar, por lo que en épocas de verano se producen molestosas polvaredas. El parque se encuentra localizado junto a la antigua vía a Guangopolo, hoy calle Sebastián de Benalcázar. Sin lugar a dudas es un proyecto hermoso, que merece nuestra felicitación, ya que permite a los habitantes del valle de Los Chillos disfrutar al aire libre de muchas actividades recreacionales. Por su parte, la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos ha definido por sus características al parque como sitio seguro.
La obra sigue avanzando a través de otras fases de construcción y equipamiento, pero lamentablemente, y particularmente para los habitantes de los sectores circundantes, para llegar al parque solo se lo puede hacer por medio vehicular, con un razonable margen de seguridad, porque no existen espacios -y peor veredas- para los peatones, especialmente en la calle Sebastián de Benalcázar, que soporta un alto tráfico vial a toda hora. Se ha convertido en una vía alterna para salir y entrar a la autopista Rumiñahui por el puente 3. Han pensado en todo menos en el ciudadano. Hay alternativas de solución, pero no se han realizado, como por ejemplo abrir un ingreso peatonal perpendicular a la calle Cornelia de Pólit, que llega directo al parque, o en otros sectores. El problema descrito sirve para entender la problemática, ya que no solo se presenta en el ingreso o salida al parque, sino también en muchos lugares donde solo se ha pensado en la circulación de vehículos y no de ciudadanos. En La Armenia 2, un sector de rápido crecimiento poblacional, para ingresar a pie desde la Autopista Rumiñahui siguiendo por la calle Alfredo Gangotena, no hay por dónde y peor cruzar el puente, que está sobre la quebrada. Es una verdadera odisea. Paradójicamente, en sectores donde existen veredas, algunos propietarios han sembrado árboles que no permiten la circulación peatonal. Por ejemplo en la calle Charles Darwin, el sector que ocupa el Colegio Saint Dominic. Se agrava el problema en sectores donde los propietarios de algunos inmuebles han construido sus cerramientos hasta el filo mismo de la calzada.
Las autoridades municipales de la zona están llamadas a solucionar el problema, y a exigir a los propietarios de los inmuebles respetar el derecho de circulación de los peatones.