En el libro “Dialogo en el Infierno entre Maquiavelo y Montesquieu” el florentino, hace una apología del absolutismo, el pensador francés de los estados democráticos.
El autor del libro, Maurice Joly (1870), da vida a los personajes en el cual Maquiavelo profetiza la caída de los estados democráticos modernos y el retorno a los absolutismos de su tiempo, fundamentado en la fragmentación social que trajo consigo la Revolución Francesa, producto del cambio del poder del rey hacia el pueblo.
Maquiavelo empieza su enconado debate con Montesquieu, emitiendo una sentencia demoledora; el pueblo no puede vivir en libertad, porque bajo esta se maquinan muchas pasiones, especialmente de naturaleza política, que permanentemente ponen en zozobra un reino y es cuando se me ocurre que Correa en mi imaginario, empieza a erigirse como un instrumento de esta profecía.
Un paralelismo asombroso se evidencia entre las acciones desplegadas durante su reinado de 10 años como presidente de la República y las predicciones que desde el infierno hace Maquiavelo basado en su libro “El Príncipe”, en mi reino me regiré, dice, bajo cuatro doctrinas, del disfraz, del interés, del cálculo y de la apariencia.
Construiré grandes palacios, eso mantendrá contento al pueblo; reduciré a la prensa a su mínima expresión dejando un pequeño margen de acción para que en ella destilen algún pequeño odio reprimido; seré muy severo con mis oponentes, pero a veces también mostrare indulgencia; condecoraré a mis servidores para asegurarme su fidelidad; publicitaré todas las obras que se haga en mi gobierno para que produzca fuerte impresión en el pueblo; el pueblo estará exento de impuesto, en mi reinado inventaré conspiraciones, de las cuales siempre saldré fortalecido.
¿Casualidad o se inspiró en este libro para ejercer su gobierno?