Ya se aprobó la Ley Anticorrupción en una Asamblea que le debe cuentas al país, ahora le toca el tiempo al Ejecutivo de aprobarla y ponerla en vigor. El polémico manejo de los fondos públicos, los juicios y sentencias por corrupción, coimas y sobornos con penas de prisión, la impunidad en la mayoría de casos, son una burla a la conciencia nacional.
Hay funcionarios que entraron a ser parte de la burocracia con una mano adelante y otras atrás, y ahora viven como reyes en casas lujosas en Samborondón o los valles de Tumbaco y Cumbayá y no se sabe de pesquisas sobre a sus bienes y fortunas.
Además de la ley mencionada, que exigía el FMI para desembolsar recursos para cubrir la brecha fiscal, la Asamblea deja pendiente el tramo final de aprobación de la Ley de Extinción de Dominio que posibilitará que los ladrones de los recursos públicos devuelvan parte de lo robado y respondan con sus bienes.
Los ecuatorianos de bien estamos vigilantes de que la Asamblea se lave la cara y apruebe esta ley antes de que buena parte de legisladores se dedique a la ‘dolce vitta’ de la campaña con nuestros fondos.