Solo anhelo vivir en un mundo donde no existan oprobios por llegar a la presidencia sino una lucha para consolidar la democracia plasmada por la decisión de todos los ecuatorianos. Sentirnos fraternalmente enarbolados bajo la misma bandera de la libertad y paz. Además mantener la certeza que la seguridad prevalece ante todo, que los oníricos se cumplan en cada amanecer. Una mano extendida que pueda acogernos en todo momento sin distinción a nadie solo por el hecho de ser persona. Una mirada ensimismada y extasiada por la incandescencia de aquellos portentosos ojos que guardan el alma y puede ser atisbada y atesorada por la eternidad en un vínculo imperecedero que nos mantenga unidos y comunicados a través de inusitados pensamientos, que nuestras miradas exhorten todo lo que guardamos en un soplo de sigilo, donde nos mostremos como somos, aquellos seres humanos que sienten y extrañan acompañados de una mirífica sonrisa que se dibuja a los lejos del firmamento donde se siente el pálpito de aquellas almas soñadoras que no solo anhelan sino esperan días mejores o ¿acaso es algo quimérico?