Educación, deber del Estado

Marco Antonio Argüello Ruiz

He leído con agrado publicaciones de dos ilustres educadores haciendo referencia al derecho que les asiste a todos los ecuatorianos a la educación que es una obligación del Estado: uno de la educación fiscomisional que parece va a ser apoyada por el Estado gracias al inmenso aporte de indudable prestigio que han brindado a la educación en el país, como hacerse cargo de los salarios de los maestros y construir locales en sus institutos; el otro de establecimientos particulares con fines de lucro, que han amasado fortunas y que hoy el Estado quiere controlarles por medio de reformas estructurales y de calidad, no como negocios, sino más bien como ayuda a la educación de la niñez y juventud, lógicamente con la debida remuneración por sus gastos e inversión. Me parece coherente la reflexión de este educador, que si un padre de familia no puede pagar las elevadas pensiones por más de tres meses, que el Estado ecuatoriano se haga cargo del educando y le reubique en un establecimiento fiscal zonificado de calidad y gratuito, ofreciéndose a dar toda la documentación del estudiante al Distrito correspondiente. El padre que quiera pagar las astronómicas pensiones por tener a sus hijos más por “ prestigio y roce” que por la calidad de la educación, pues no siempre el costo está en relación con la calidad, que lo haga, pero que tampoco las autoridades respectivas solapen a los morosos padres de familia que prefieran esta opción. No podemos inculcar tampoco a la niñez y juventud valores negativos que cuando sean unos profesionales los apliquen como corolario de la irresponsabilidad de sus padres que les dieron un pésimo ejemplo.  

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