El derecho a protestar ha sido nuestro derecho y lo será siempre. Como es nuestro derecho el apoyar, dar la bienvenida a los marchantes.
Un gritón, miembros del partido, militares obstruyendo, no podrán jamás parar la voluntad popular.
Al decirte adiós yo me despido, con la marcha, con la vida, con el corazón enfurecido. Así cantan los marchantes. Así sentimos y cantaremos todos, siempre con libertad, con plena libertad de escoger. En el decir indígena, en la lengua quechua: lluqsiy, lluqsiy, lluqsiy.