El señor presidente Moreno, ha superado, lo que en legislación laboral se denomina período de prueba, con aparente éxito y aceptación de los ecuatorianos.
En este periodo hemos oído sesudos discursos, encendidas y patrióticas proclamas, optimistas diagnósticos, y promesas de un futuro mejor.
La realidad sin embargo nos hace ver que en el campo práctico y de acción nada se ha hecho, y no se hará si siguen participando de su gobierno la flor y nata de los obsecuentes colaboradores del señor Correa.
Es cierto que se respira un cierto aire de libertad, pero no se ha tocado el decreto 16, la ley mordaza, y su Torquemada, siguen intocadas.
Es cierto que el presidente ha ratificado su confianza a las Fuerzas Armadas y la Policía pero la ley que crea el cuerpo civil armado sigue vigente esperando que alguien la ejecuteresidente, aproveche la aceptación y buen ánimo de los ecuatorianos, convoque ya a una consulta popular y deslíguese de una vez del lastre correísta; termine con el esperpento de participación ciudadana, con los nombramientos hechos a propósito para estorbar su gestión y acabe con la reelección indefinida. No desperdicie su aceptación; si las cosas no cambian pronto, puede empezar a producirse un desengaño primero, un despecho después y Dios no lo quiera, la ira de un pueblo que se va a sentir engañado y cruelmente tomado el pelo por alguien en quien había depositado alguna esperanza.