La placa de la infamia

“Los recursos públicos siempre deben ser administrados honradamente. El servicio público no es otra cosa que un servicio a la comunidad con sujeción a los principios de la ética”. Anteceden los nombres de los sentenciados encabezados por Rafael Correa Delgado, ex presidente de la República.

De la Ética, su fundador Aristóteles la define como: “Disciplina filosófica que estudia el bien y el mal y sus relaciones con la moral”. Conclusión: los sentenciados encabezados por el presidente de la República son unos ladrones inmorales. La placa ha sido empotrada en el mismísimo Carondelet, sede del gobierno, para vergüenza de los ecuatorianos y el mundo. La cultísima Alemania no sabe cómo librarse del holocausto y no ha recurrido a placas para recordarlo, pero garantiza desde hace décadas, que la verdad sobre la historia del fascismo no se pierda entre mentiras y rumores. Alemania utiliza a las escuelas para el efecto. Deutsche es una emisora internacional alemana que produce periodismo independiente en 30 idiomas.

Ni en Argentina, Cuba, Nicaragua, Venezuela, Bolivia se ha visto semejante ignominia, ¿acá tenemos ese valor? Debe ser el máximo baldón que se logró conseguir de un pueblo que ve el robo como una hazaña y a su autor como un líder que no se dejó trincar con las manos en la masa y con suficiente mérito para tentar volver al poder por medio de testaferros como en Argentina. Para mí que esto es un saludo a la bandera, dada la cantidad de enfermos socialistas defendiendo el Foro de Sao Paulo. Habrá que seguir el ejemplo de Alemania.

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