Quienes desde hace años intentamos entender las peripecias de la política en nuestra ciudad, sabíamos que quien intentara ganar la elección de Alcalde de Quito en 2014, durante el apogeo del gobierno de Correa, recibiría ataques, difamación y obstrucción. Por eso mismo, fueron pocos los valientes que se atrevieron, no como ahora que cualquiera lo hace.
No podíamos ni imaginar que la persecución y obstrucción al alcalde Rodas sería tan virulenta y despiadada, que no les importó afectar a la ciudad. Fueron años de inventar mentiras para destruir su imagen y gestión. Desde ejércitos de trolls, boicot de los concejales y por último, inventar patrañas legales para perseguir con la justicia que controlaban. Sin embargo, nunca probaron nada. Jamás le perdonaron haber derrotado al correísmo.
Curiosamente desde que Rodas anunció que no sería candidato a la reelección, el ataque se redujo. ¿Significa eso que repentinamente dejó de ser un “mal alcalde”? Evidentemente que no. Simplemente desde entonces dejó de ser una “amenaza” para ellos.
Creo que los quiteños sabremos reconocer a Rodas por todo lo que ha hecho por nuestra ciudad, empezando por el Metro, que además de ser la obra que pondrá a Quito en la modernidad, fue la única obra pública importante de los últimos doce años que no tuvo reajuste de precios ni contrato complementario (que es donde suele haber el “lleve”). Acuérdense de mí: poco a poco le reconocerán a Rodas todo el bien que hizo a Quito.