Bajo el título mencionado, el escritor yugoslavo Milovan Djilas explica ampliamente lo que ha sucedido en Rusia después de la revolución, cuando afirma que “quien se adueña del poder se apodera indirectamente de la propiedad”, por lo que sostiene que “en el comunismo la política constituye el ideal de quienes desean vivir a expensas de los demás, porque no todos los miembros del partido forman parte de la nueva clase, así como tampoco son burgueses todos los obreros”.
Aclara, desde luego, que sus comentarios “no se trata de alguien guiado por prejuicios anticomunistas, sino exclusivamente de un comunista decepcionado”.
El preámbulo prueba lo que está sucediendo hoy en Rusia, donde el presidente Putin ha tenido que prohibir las importaciones de varios artículos suntuarios demandados por los millonarios de ese país, a quienes no les satisfacen los productos nacionales y desean seguir consumiendo jamón español, quesos franceses e italianos, mozarela argentino, salchichas de la Unión Europea, entre otros.
Me pregunto: ¿dónde está la igualdad social que supuestamente se había superado con la revolución?