El Editorial del Diario de su digna dirección del pasado 30 de noviembre afirma que es “muy alentador” que los proponentes del proyecto de Ley Orgánica de Lucha contra el Cáncer, presentado a la Asamblea Nacional, estén de acuerdo en que se armonicen las propuestas y se haga una ley de consenso, frente a las “inquietudes” de Solca.
La crítica de Solca, señor Director, es mucho más que una “inquietud”, porque el referido proyecto desconoce la existencia de Solca, institución privada sin fines de lucro encargada por el Congreso Nacional en 1953 de la prevención, curación y paliación de las enfermedades neoplásticas. Solca ha cumplido este encargo estableciendo un sistema médico, hospitalario y de servicios complementarios de alcance nacional. Frente a ello, el proyecto de ley pretende establecer un consejo nacional formado por ministros y funcionarios públicos y privados de las más diversas especialidades, al que otorga la atribución de dictar políticas de salud oncológica y, por extensión, desde allí manejar los hospitales y centros de atención al cáncer.
Esta propuesta carece de sentido, incluso ignora a la autoridad sanitaria nacional. Si Solca hubiese sido consultada habría advertido a tiempo a los autores del proyecto de este y otros errores garrafales, pero ahora es muy tarde para cambios o “consensos”: el proyecto ha sido formalmente suscrito en su integridad y ningún proponente o tercero podría ahora cambiarlo.
Estamos seguros que la Asamblea Nacional advertirá el daño que estos errores causarían a las instituciones que actualmente cuidan de la salud y al tratamiento de los pacientes con cáncer. Ahora bien, en cuanto a los derechos que enumera el proyecto para los pacientes y sus familias, todos podemos estar de acuerdo, si estos fueran viables y tuvieren sustento económico.