Cuando se produce el nacimiento de un líder, generalmente ocurre alrededor de un descontento y la persona que encarna dicho descontento y propone soluciones, alcanza lo que se conoce como liderazgo. Inicialmente, existen rasgos personales que son percibidos por una parte de la población como una especie de atracción, carisma.
Adicionalmente, la posesión de un verbo fácil, ayuda mucho a la consolidación de quien ha encarnado el descontento, posee carisma y ha propuesto soluciones.
Los liderazgos son sólidos, generalmente, cuando esta persona posee un bagaje cultural amplio, profundo, que le impide dejarse seducir por su posición de líder.
Cuando la cultura no es parte de las características de un líder, éste empieza por dejarse dominar por la vanidad, muestra prepotencia, manifiesta soberbia. Se convence de ser dueño de la verdad, y termina tratando de imponer su versión de verdad, por lo general acolitado por oportunistas y mediocres que ven en el líder, el camino a encaramarse en el poder, a enriquecerse, a disfrutar de las delicias de tener choferes, vehículos, y acceso a tratos oscuros para obtener dinero. La falta de cultura del líder o le impide darse cuenta de lo que ocurre, o lo empuja a participar de todo lo anterior.
Los que lo rodean doran la vanidad y justifican la soberbia, con la intención de mantenerse en el círculo cercano para continuar medrando de las oportunidades que a raudales les caen, lisonjeando al pobre líder incapaz de distinguir entre la realidad y el adulo, entre las apariencias que le ponen a la vista, a causa de su ceguera intelectual, o de la inclusión en el círculo de disfrutes de las delicias del poder.
El líder sin cultura pretende que se prolongue por siempre esa situación de deleite, generalmente para él, y sus aduladores fomentan esa aspiración, pensando en su propio beneficio, pero por falta de solidez de sus ideas, no entiende que para lograr esa prolongación, es necesario crear otros líderes, que se encarguen de impulsar lo que él ha sembrado, sea malo o bueno. Por lo general, los líderes incultos siembran solamente cosas malas.