Hace quince días asistí a la incorporación de 512 nuevos profesionales en una de las universidades supuestamente elitistas de la ciudad. Ni el himno del Ecuador ni el de la ciudad dieron solemnidad a la ceremonia, aún más, la palabra Ecuador no fue mencionada una sola vez. El mensaje mal presentado del Rector, en alusión al panadero y su clientela, fue que todos deben ganar. En definitiva, solo preocúpense de hacer negocios. En la situación que vive el país, qué bueno hubiera sido oír que se recomiende a los nuevos profesionales ser honestos, no caer en las trampas de la corrupción y sobre todo trabajar por el país, por su progreso. Ser buenos ciudadanos, interesarse por los problemas del Ecuador y participar activamente en la búsqueda de mejores días para su gente. Lamentablemente eso no transmiten muchas universidades caras con que cuenta el país y que se benefician de la educación como negocio. Lo primero es formar buenos ciudadanos.