Hablar de la fiesta es hablar de todo porque implica economía, idiosincrasia, política y religión. Las fiestas paganas fueron suplantadas en el proceso de evangelización como sucedió en Roma, donde celebran el 29 de junio en honor a Rómulo y Remo, fundadores de esta ciudad, en los libros los describen como gemelos en vida, ahora sustituidos por los fundadores de Roma Cristiana, Pedro y Pablo, considerados gemelos en la muerte. Es así como surge una simbiosis cultural porque se mezclaron ritos autóctonos con prácticas religiosas que impuso la conquista, como el caso del Solsticio de verano por la fiesta de San Juan Bautista. Las fiestas tienen una gran connotación y las de San Pedro y San Pablo en el Ecuador están ligadas con la fertilidad de la Pacha Mama, especialmente con la celebración del Inti Raymi, que es la época de cosecha y se da las gracias al sol por los alimentos. Es natural el origen de cultos a través de manifestaciones que tienen una carga mística. Voladores, pregones, procesiones, misas, danzas, competencias atléticas, juegos pirotécnicos, etc. De todo esto, la mayoría es traído de Europa por los conquistadores y los nativos lo han adoptado bien. La semana pasada en la mayoría de provincias del Ecuador se festejó a San Pedro con mucha pompa y estoy segura de que algunos moradores estuvieron molestos por el ruido de las camaretas, los disco móviles, artistas, cierre de vías, etc. Pero esto no es de todos los días, tenemos que aprender a convivir, tolerar y valorar la cultura del lugar donde uno escogió para vivir. Se cree que la fiesta es pretexto para emborracharse, pero no es así, existe mucha creencia religiosa y obviamente que también es motivo de unidad y alegría.