El recrudecimiento de la violencia lleva a muchos a pensar que debemos armarnos en cada uno de nuestros hogares, en la ciudad y en el campo ,para defendernos de la delincuencia. Es verdad que los ciudadanos nos sentimos indefensos y los delincuentes campean, asaltan y matan, pero no es menos cierto que un arma en manos de una persona irresponsable es un peligro público como sucede en las matanzas a cada momento en escuelas y universidades de Estados Unidos. Es mejor tener fuerzas del orden competentes, bien armadas y preparadas para combatir al crimen y más fuentes de trabajo que impidan el crecimiento de la delincuencia.