Cuando en el Ecuador negociaba, junto con Colombia y Perú, acuerdos de libre comercio con sus dos principales mercados, surgieron inmediatamente las protestas de grupos de izquierda que reclamaban, entre otras cosas, pérdida de soberanía.
Y, por qué no decirlo, también protestaron algunos grupos empresariales que veían amenazada su histórica tranquilidad ante la potencial competencia externa.
Cuando finalmente se cayeron las negociaciones con los EE.UU. y luego con la Unión Europea, ambas saboteadas por muchos quienes ahora son gobierno, un querido amigo y sabio negociador me dijo: “Cuando constatemos los resultados para colombianos y peruanos de su apertura comercial y el impacto negativo de esa apertura en nuestro país, serán los mismos que amarraron este nudo gordiano, los que lo desaten”.