Durante meses, en todos los medios de comunicación, – prensa, radio, televisión y también en las redes sociales -, los ecuatorianos nos hemos enterados de innumerables actos de corrupción cometidos por funcionarios públicos del gobierno anterior, actos que han causado el repudio e indignación de la gran mayoría de ecuatorianos.
El pueblo ecuatoriano, quien es el soberano, hastiado de tantos actos deshonestos reñidos con la moral, la ética y la ley, decidió mediante su voto, en las últimas elecciones, de manera abrumadora (73,71%, según los resultados oficiales del Consejo Nacional Electoral), castigar a los corruptos, quienes una vez condenados penalmente con la pérdida de su libertad, se los inhabilita para participar en la vida política del país además de la pérdida de sus bienes. La corrupción ha desbordado los límites de lo imaginable. La Comisión Anticorrupción ha expresado que las cifras de la corrupción en la década pasada pueden superar fácilmente los 35.000 millones de dólares.
Debido al inocultable incremento de los actos de corrupción de funcionarios del anterior gobierno, esperamos los ecuatorianos que la Controlaría General del Estado, la Fiscalía General de Estado, los Jueces y Tribunales de Justicia realicen su trabajo de manera honesta, castigando a los corruptos y recuperando los dineros que pertenecen al pueblo ecuatoriano. El clamor del pueblo es: no más corrupción ni impunidad a los corruptos.