Vidas de niños pasan por las calles a la velocidad del rayo, sin embargo, no pasa tan rápido como esos pequeños seres humanos quisieran. Sus sueños se ven sometidos a la violencia de sus padres, diariamente son obligados a trabajar bajo su sombra, incluso una gran cantidad de ellos no mueven un dedo y los esperan donde no molesta el sol. Encontramos pequeñas criaturas pidiendo caridad y recibiendo respuestas que sus tristes corazones no entienden.
Muchas veces son esas inocentes manos las responsables de robos y de violencia en las calles, ocasionando que se extinga la confianza y crezca la indignación acerca del control inexistente de las autoridades municipales y de la irresponsabilidad de padres abusadores.
La niñez de todo ser humano debe ser cuidada, es el fundamento principal para la creación de la voluntad, el pilar de la construcción de los valores de la persona, y, sobre todo, el futuro de nuestro país. Esos pequeños niños pasan frío, dolor y hambre, para sobrellevar la vagancia de sus padres y para que en muchos casos deriven por el camino del delito.