La ley delimita los mínimos éticos que, aceptados por la sociedad, deben ser garantizados por el Estado. En los textos propuestos desde 2012 para al nuevo Código Orgánico de Salud (COS) persisten disposiciones poco claras sobre conflictos bioéticos: derechos y respeto a la dignidad e integridad de las personas y comunidades, de los profesionales sanitarios, los de autonomía, de quienes padecen enfermedades raras y catastróficas o mentales, a expresar voluntades vitales anticipadas, a la información de niños y adolescentes, el de proporcionalidad sancionatoria. Y también precisiones opacas sobre grupos en situación de vulnerabilidad, atención con medicinas arcaicas y aborígenes, salud sexual y reproductiva, trasplantes de órganos, investigación biomédica. Estos temas deben ser revisados y debatidos con la intervención real y participativa de expertos, y de los actores y movimientos sociales involucrados. Así, como debe ser, la reflexión ética precederá a la construcción de la ley. Ahora es el tiempo y momento de hacerlo.