Lo que tenía que suceder sucedió, un gobierno que sucumbe a la presión y el dinero de organismos internacionales, hace que el desenlace de un perseguido se cumpla. Lo que pocos han pensado es que el señor Assange se equivocó al refugiarse en la embajada de Ecuador, en lugar de haber huido directamente donde se refugia el señor Snowden, actualmente. Vivimos en un mundo más controlado por el Internet, el cual seguirá siendo un mal necesario a pesar del menoscabo de la privacidad de todos. Solo nos queda la esperanza de que las deudas contraídas por el gobierno actual no solo sirvan para cumplir ofrecimientos de campaña sino para que el Ecuador pueda sentar las bases de una producción creciente y continua para lograr evitar efectos sociales locales tan negativos producidos en otros países donde se han aplicado las medidas económicas obligadas por organismos externos.