En su artículo del 4 de diciembre el columnista Andrés Vallejo sostiene que “Socialismo no es Comunismo”. Efectivamente es cierto, porque el socialismo es el género y el comunismo es solo una de sus especies. El Sr. Vallejo sostiene que una campaña de desinformación quiere presentar como sinónimos a ambos conceptos, para beneficio de extremismos de izquierda y derecha.
Mas allá de disquisiciones filosófico-políticas, Ecuador viene sufriendo desde el año 2007 los embates del tristemente célebre “socialismo del siglo XXI”, figura que ha provocado una pandemia política de impredecibles consecuencias que ha contagiado, además, a algunos países de América Latina.
Expresiones como justicia social, libertad, igualdad, humanismo, se han convertido en conceptos “plastilina” que se adaptan a intereses protervos que luego derivan en autoritarismos, populismos y corrupción. Vale recordar que el Partido Socialista Ecuatoriano se prestó para inscribir el 2006 como su binomio presidencial a Rafael Correa y Lenin Moreno con apoyo del Partido Comunista, de varias organizaciones sociales y un sortilegio de grupos de izquierda radical, indígenas y un ejército de oportunistas (naranjas y de otros colores) que se enquistaron en el régimen para gobernar no solo los 4 años previstos, sino que permanecen en el poder hasta hoy. El artículo del columnista omite nombres de varios ex mandatarios procesados por la justicia nacional e internacional tales como Lula Da Silva, Cristina Kirchner, Evo Morales, Nicolás Maduro, y otros, debiendo recordar que aún gobiernan momias socialistas en Cuba y Nicaragua. Algunos gobernantes de izquierda supieron sintonizar las necesidades de sus pueblos y concluyeron sus mandatos: François Mitterrand y Felipe González en la vieja Europa: y, en América Latina, Ricardo Lagos, Tabaré Vásquez, José Mujica y Rodrigo Borja. Los demás son restos de la vieja izquierda romántica y anquilosada que no han evolucionado. ¡En nuestro solar patrio merece especial mención el Dr. Osvaldo Hurtado quien se lanzó a la arena política hace más de 4 décadas proclamando un socialismo sandío (verde por fuera y rojo por dentro) como alternativa a los problemas del Ecuador. Cuando le tocó gobernar mantuvo sus tesis, pero pronto se dio cuenta que la realidad es la realidad e introdujo al ideario de la democracia popular cambios que la actualizaron ideológica y democráticamente, al punto que su pensamiento en el 2020 encarna la visión moderna de la política, proclamando libertad, respeto a la institucionalidad, propiedad privada e independencia de las funciones del Estado, abandonando fundamentalismos pasados de moda. No debemos olvidar que importantes cuadros de Izquierda Democrática fueron piezas claves del gobierno de Rafael Correa quien osadamente pretende volver por interpuesta persona, dizque para “recuperar la patria”, queriendo seguir sometiendo a engaño al pueblo cuando en realidad el socialismo del siglo XXI se ha constituido en sepulturero de la izquierda. Sería un acto de masoquismo que los ecuatorianos vuelvan a confiar en él y las demagógicas ofertas de su candidato aventurero que plantea una renta básica universal sin costo fiscal (¿?) fomentando el ocio en un país donde la gente necesita trabajar. Pero son las órdenes del Foro de Sao Paulo, club de atrasa-pueblos y verdadera mafia política que no cree en la democracia pero que la utiliza para irrumpir a través de ella con refinada demagogia para alcanzar el poder y tratar de conservarlo a perpetuidad. Cuba, Venezuela y Nicaragua son ejemplos, convertidos ahora en sociedades.