Pareciera ya que uno no puede levantarse por la mañana sin encontrarse con un nuevo remolino de problemas, causas o luchas nuevas que buscan cada una ubicarse en la primera página de los diarios o ser el primer tema del cual se hable en los noticieros. Ya el café de la mañana hasta se le vuelve amargo cuando lo primero que escucha y ve es completamente deprimente, pareciera que vivimos en una especie de espiral donde la única felicidad que vamos a encontrar es cuando apagamos pantallas y simplemente vivimos con el velo de la ignorancia puesto hasta que nos llegue o le llegue a alguien cercano lo que pase cuando finalmente se opte por hacer algo.
Mi ánimo no es el de hacerle mala promoción a los equipos electrónicos, que ya de por sí mucho bien nos hacen y admito, sería ridículo en pleno 2019 escribir este mismo texto en máquina de escribir.
Sin embargo pareciera que cada vez que se entra a la red o hace el intento de informarse le caen 3 malas noticias a la cabeza casi de inmediato, es una especie de lotería de la desgracia de la cual nadie se libra, así aunque uno intente limpiar el paladar de tanta cosa negativa, aparece otra que lo deja a uno como al principio.
Por ejemplo, hoy deseaba saber cuál fue la conclusión del tema de incendios en la Amazonía y conforme me fui moviendo de artículo en artículo caí en informes de la emisión de gases de efecto invernadero y los países que más los producen.
Obviamente interesado, me metí de lleno en el tema y con China siendo el principal tema de conversación mis sugerencias se llenaron de noticias donde se mencionaba al gigante asiático, para cada vez tornarse más y más negras, me detuve en un artículo que hablaba de cómo se le acusaba al país de asesinar minorías para extraer sus órganos y una posible visita de las Naciones Unidas.