Hay quienes piensan que ante la “realidad” actual de la familia, esto de que la familia es el núcleo de la sociedad es una frase trillada y que la familia tradicional no es sino un cliché caduco y que ya no tiene sentido. Es un pensamiento poco reflexivo y totalmente superficial. El caso de las dos lesbianas empeñadas en inscribir a la hija de una de ellas con dos madres, no es sino el intento de las activistas GLBT de pasarse sobre la Constitución ecuatoriana, dizque buscando que se les reconozca un supuesto derecho. Claro que la niña tiene derecho a ser inscrita con los apellidos de la madre biológica, pero están encaprichadas en que, en su inscripción, conste que tiene dos madres. Este caso y el de la pareja que quiere que su hijo tenga primero el apellido materno son una expresión más del desorden que la ideología de género quiere implantar en la sociedad, en este caso en el sistema jurídico ecuatoriano, haciendo tabla rasa de lo que consta en nuestra Constitución. Escuche de un humorista un chiste que invita a cuestionarnos. Dice que está muy preocupado porque antes la homosexualidad era prohibida, luego fue tolerada, después fue permitida, y no van a estar tranquilos hasta que sea obligatoria… Ya se ve que cuando el juez deseche el caso por improcedente y absurdo, lo acusarán a él y al Estado y por supuesto la sociedad de homofóbicos y patriarcales. A futuro no faltará quien desee inscribir a su hijo con su mascota como padre o madre, y pretenderán que sea un derecho, porque es mejor tener “cualquier familia” a no tenerla; ya llegaremos a eso. No es muy difícil darse cuenta de que hacer que cualquier cosa sea una familia es destruir el concepto de familia. La Constitución establece los tipos de familia muy claramente, no pueden pretender burlarse haciéndonos sentir culpables de que les negamos un supuesto derecho a estas mujeres.