Parece un juego de niños, el tremebundo descubrimiento de los señores legisladores Soledad Cuesta y Roberto Gómez, sobre el uso arbitrario de bienes públicos por parte de la ministra del Interior Dra. María Paula Romo y del mismísimo secretario de Anticorrupción Dr. Iván Granda que consiste en la utilización de un avión policial en un vuelo de 15 minutos, por lo que, a lo mejor, no tuvieron tiempo ni para ajustarse los cinturones de seguridad. Este chisme barato contrasta con los grandes atracos del correísmo que se siguen descubriendo todos los días, cuyos expedientes duermen el sueño de los justos dizque por falta de fiscales, y que los presuntos autores de los robos, rezan para que no se despachen. Los aludidos, sin siquiera haber cometido un pecado venial son señalados como unos funcionarios abusivos que se han aprovechado de sus dignidades para cometer actos reñidos con la moral. Sería de desear que los honorables legisladores tomen conciencia de su rol y dediquen su tiempo a asuntos verdaderamente trascendentales y no a nimiedades que no tienen importancia alguna para la comunidad.