Negocios, entre la pandemia y la informalidad
Según cifras tomadas de la Superintendencia de Compañías, durante el 2 020 cerraron 950 empresas, de las cuales 775 eran micro empresas, 124 pequeños emprendedores y 51 entre medianas y grandes compañías. Sin embargo, estas cifras no muestran el verdadero impacto del 2 020, ya que los datos presentados, solo refieren a aquellas empresas que realizaron sus procesos de cierre en la Superintendencia y en el Registro Mercantil, presumiendo que las 950 compañías cerradas tan solo son una pequeña punta del iceberg de la verdadera afectación que los negocios formales están viviendo.
De las empresas que continúan “de pie”, el 38% refinanciaron su deuda para continuar luchando y se estima que tan solo el 30% de los emprendimientos sobrevivirá a las restricciones, aislamiento y distanciamiento social; Si sumamos la creciente informalidad en Ecuador, la crisis para el sector formal es aún más fuerte, según el INEC, en las principales ciudades del país, la informalidad es del 48%, cifra que se eleva hasta el 65% en ciudades de difícil acceso o distantes de las cabeceras provinciales.
Por tanto, mientras que el sector formal paga impuestos, asegura a sus empleados, cumple con los innumerables requisitos de los organismos de control y Gobiernos Descentralizados, los informales realizan sus actividades sin obstáculos visibles, sin pagar impuestos, tasas y contribuciones y aún, sin contar con los correspondientes permisos. Laboran a vista y paciencia de las autoridades, escudándose en el “peor sería salir a robar”; por un lado tienen razón respecto al derecho a laborar y buscar su sustento, pero si ese sector no se formaliza, la informalidad será el futuro que nos espere a todos.
El tiempo corre y la expectativa de las políticas del nuevo gobierno respecto al tratamiento que dará respeto a: pandemia, reactivación económica y al informalidad, son los principales clamores de las empresas.