Qué hermosa sería la Navidad si todos los cristianos le daríamos el verdadero sentido que tiene, si el mes de Diciembre estaría lleno de fe y esperanza , y cada amanecer cumpliríamos con una promesa y así… esperar que llegue la noche del 24 de diciembre para renovar nuestra fe con el nacimiento del Redentor.
Pero el tiempo inexorable que todo lo puede, que todo lo cambia, nos alejó de la realidad y convirtió esta preciosa época en algo diferente, la volvió completamente mundana, nos volvió tristes, y angustiados, porque no tenemos al alcance de nuestro bolsillo las maravillas que ofrecen los centros comerciales para satisfacer todos los caprichos y todos los gustos, esa es la verdadera Navidad que vivimos hoy en día . Pero en medio de todo esta algarabía , hay personas , que en profunda meditación, agradecemos a Dios por todo lo que vivimos durante el año, no solo por la cosas buenas , sino por la fortaleza que nos dio para resistir los pesares, por el pan de cada día que no faltó en nuestra mesa, por la paz que no tiene precio y que nos permite dormir tranquilos y por la esperanza que es lo último que muere.
Soñar no cuesta nada, y me gustaría desde el fondo del corazón que tuviéramos dos fechas completamente separadas: la una para esperar la llegada de nuestro buen Dios con reverencia y amor , con la conciencia tranquila, sin “ofender ni con mentiras ni con verdades”, no hacer daño a ninguna persona ,porque en esta vida todo tiene precio y eso nos quita la paz. Y otra fecha para la oferta y la demanda, que no es malo es constructivo, es una demostración de amor y amistad hacia los seres queridos.
Los norteamericanos celebran el día de Acción de Gracias, a finales de noviembre, es la fecha más importante para este país, porque se reúnen las familias con un solo fin….agradecer a Dios por todo lo que recibieron durante el año ,por eso se llama el Día de Acción de Gracias.