Nuestra Madre Naturaleza, parece estar resentida por tanto ataque y atropello que recibe de parte de sus hijos, que no escatiman ‘esfuerzo’ alguno por aprovecharse inmisericordemente de tantos beneficios que ella tan generosa y desinteresadamente nos otorga. Explotación de minas de todo tipo, carcomiendo y perforando sus entrañas, talando sus árboles que tantos beneficios traen al purificar el aire que respiramos y que de inmediato lo contaminamos con la emisión de gases tóxicos, contaminando el agua de los ríos con desechos de fábricas y la elaboración de productos a base de químicos venenosos, sin tratar el agua antes de ser vertida a los ríos, extrayendo del bondadoso mar especies marinas en cantidad tal que podrían llegar a extinguirse, la sobreproducción de elementos plásticos de todo tipo que al desecharlos tardarán tiempos en degradarse. Sería largo enumerar la serie de abusos y atracos que cometemos todos los días contra nuestra bondadosa Madre Naturaleza. Las manifestaciones de este resentimiento saltan a la vista, enormes incendios forestales que acaban con la vegetación en grandes extensiones, terremotos que destruyen ciudades enteras y se cobran vidas de gente inocente, tsunamis y aguajes que todo destruyen en las playas, erupción de volcanes que cubren ciudades, plantas, productos agrícolas y animales con un mortífero manto de ceniza, llueve cuando no debe llover y no llueve cuando debe llover, esto provoca sequías e inundaciones que acaban con los productos de la tierra que están en crecimiento o están ya por cosecharse.